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Hábitos neuroprotectores y detección oportuna del Parkinson mejora la calidad de vida de pacientes

Aunque la Enfermedad del Parkinson no se puede prevenir al 100 por ciento, existen factores neuroprotectores que ayudan a retrasar su impacto.

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Aunque la Enfermedad del Parkinson no se puede prevenir al 100 por ciento, existen factores neuroprotectores que ayudan a retrasar su impacto, por lo que es importante integrarlos a la vida cotidiana, como ejercicio físico, dieta balanceada, tratamiento de otras enfermedades crónicas y controlar el estrés, recomendó el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

La doctora Lorena Carolina Zuazua Vidal, neuróloga con alta especialidad en trastornos del movimiento y enfermedad de Parkinson, indicó que el Parkinson es un trastorno neurodegenerativo que usualmente se presenta a partir de los 60 años, aunque también existe una forma de inicio temprano o juvenil, y su detección temprana es crucial para poder mejorar la calidad de vida de los pacientes y limitar la invalidez.

Los síntomas iniciales suelen ser “No motores”; es decir, no relacionados con el movimiento, y pueden preceder muchos años antes a síntomas como la rigidez, temblor, lentitud (bradicinesia). Algunos de ellos son: estreñimiento, hiposmia (disminución del olfato), trastornos del sueño (insomnio, trastorno conductual del sueño REM), depresión, ansiedad, alteraciones urinarias (nicturia, incontinencia) y disfunción sexual.

La especialista hizo un llamado a acudir a valoración médica en el Primer Nivel de atención para que los pacientes sean referidos con un equipo multidisciplinario y poder atender oportunamente la enfermedad mediante tratamiento farmacológico o Deep Brain Stimulation (DBS), que consiste en implantar electrodos en núcleos cerebrales que se encargan de modular el movimiento, lo cual mejora la sintomatología.

Indicó que el pronóstico para la vida es bueno cuando se recibe tratamiento oportuno, y la calidad de vida de los pacientes dependerá del apego que tenga a su rehabilitación, estilo de vida y control de enfermedades crónicas preexistentes, como diabetes e hipertensión.

“Si una persona nunca se atiende el Parkinson llegará a la discapacidad temprana en forma severa; puede dejar de moverse, de caminar, incluso de ser capaz de ser autónomo, además de tener alteraciones a nivel emocional, cognitivo, cardiaco, urinario, gastrointestinal y otras afecciones en múltiples órganos y sistemas que pueden deteriorar en general su calidad y esperanza de vida”, señaló.

 

 

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