Sinaloa

La Tambora Sinaloense, Patrimonio Cultural Intangible, Identidad y Orgullo

En Sinaloa la tambora fue la democratización de la alegría, el inicio de la fiesta popular sinaloense, bullicio de carnaval en el sur de Sinaloa.

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En la presentación del libro “Germán Lizárraga, El Heredero” el gobernador Rubén Rocha Moya reconoció al Congreso del Estado por declarar el 1 de julio “Día Estatal de la Tambora Sinaloense” y anunció un decreto en el que pronunciaría la declaratoria de la Tambora Sinaloense como Patrimonio Cultural Intangible de nuestra tierra.

El Rey de la Banda acudió a presentar su libro “Germán Lizárraga, El Heredero” en un acto al que acudieron legisladores federales y diputadas y diputados de la Sexagésima Cuarta Legislatura del Congreso del Estado de Sinaloa, en lo que fue también un sentido homenaje al último miembro vivo y activo de la primera banda sinaloense de la historia con fama internacional.

En el acto celebrado en el Salón Constituyentes de 1917, el diputado Ricardo Madrid Pérez, presidente de la Mesa Directiva del Congreso del Estado, le dio la bienvenida al reconocido artista sinaloense.

“Es un gran privilegio y mi gusto es dar la bienvenida a la casa del pueblo a uno de los más grandes expositores de la música regional sinaloense”, sostuvo al señalar su admiración por Germán Lizárraga, por ser promotor invaluable de la cultura sinaloense y un orgullo para nuestra tierra.

Dirigiéndose a Germán Lizárraga le expresó su admiración por su trayectoria ejemplar y le informó que por ser la Tambora Sinaloense patrimonio de nuestra entidad para el mundo, un día antes se aprobó declarar el primero de julio como el “Día Estatal de la Tambora Sinaloense”, en el natalicio de su padre Don Cruz Lizárraga, quien nació en 1918 en El Recodo.

“Este libro tiene en sus hojas lo que se viste con una cara azul, quiero decir que en esta Legislatura reiteramos nuestro compromiso con el fomento a la cultura”, comentó.

Le dijo a Germán que Don Cruz estaría orgulloso de su trabajo al fundar la Banda Estrellas de Sinaloa y la Escuela de la Tambora Sinaloense, materializando el sueño de hacer permanecer un valioso legado que ha llevado la tambora a Estados Unidos y Europa a países como Alemania, Inglaterra, Francia, Bélgica y Holanda, donde tristemente partió Don Cruz.

El diputado Feliciano Castro Meléndrez, presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso del Estado, precisó que fue a propuesta del alcalde de Ahome Gerardo Octavio Vargas Landeros, la iniciativa firmada también por el Grupo Parlamentario de Morena y aprobada de manera unánime por el Pleno, la declaratoria del primero de julio como el “Día de la Tambora Sinaloense”.

Sostuvo que “Germán Lizárraga, El Heredero” es un libro ameno que se lee rápido y va narrando su biografía describiendo el contexto social de un músico extraordinario desde su nacimiento. “Su padre a los cuatro años le puso el clarinete en su boca y soplaba e iba buscando los tonos para motivarlo”, apuntó reconociendo la recreación de la vida de las familias campesinas en las comunidades rurales donde nació la Tambora.

“German nos habla de que su abuelo usaba ropa de manta y sembraba maíz, calabaza y frijol. Nos dice que su padre se distinguía por su solidaridad, Don Cruz fue campesino, peluquero, arriero, transportista de tranvía”, dijo.

Señaló que cuando Don Cruz salía a vender sus productos daba barato y le quedaba poco margen de utilidad lo que expresa la bondad como patrimonio cultural del sinaloense.

“Son los conceptos de vida que abrevó de su padre en ese largo peregrinar”, expuso al señalar que Don Germán tenía marcado en su espalda el palo que servía de palanca para transportar agua a su hogar, y el recuerdo de su mamá que armaba caballos de palos de escoba para que se divirtieran sus hijos en las navidades.

Expuso que el dolor es la dimensión superior de la belleza humana que se traduce en la sensibilidad artística para la música de la familia Lizárraga, al recordar sus difíciles orígenes y los sufrimientos de la vida.

Recordó que la tambora llega a través de comerciantes extranjeros que llegaron por el sur, quienes además de traer instrumentos de trabajo, llevaron instrumentos de cuerda y de viento.

“Las élites de Mazatlán buscaban las cuerdas y el pueblo agarró la tambora. La música, el arte y la cultura hace comunidad, la música no la hace el dinero sino el corazón”, comentó parafraseando a Don Germán.

El gobernador Rubén Rocha Moya confesó que de joven amanecía borracho en la tumba de su hermano con la Banda, al compartir los episodios trágicos de Don Germán, que en año y medio perdió en distintos accidentes a sus hermanos Abelardo, Teo y Samuel. “La vida en el campo es como la música, se compone de altibajos”, afirmó refiriéndose al origen de esta historia en El Recodo, calificado por Don Germán como el pueblo más hermoso del mundo.

“En ese rinconcito del mundo rural sinaloense”, parafraseó al recordar las proverbiales privaciones y el tiempo para cultivar el arte.

Al narrar la figura del abuelo, la madre milagrosa y el padre solidario, señaló en la narración del libro las maduras y las amargas para enfatizar que Don Cruz y Don Germán son de una estirpe de creadores artísticos que forjaron nuestra identidad como Severiano Briseño, autor de El Sinaloense, Severiano Moreno, Enrique Mora, Miguel C. Castro, Feliciano Gómez, Enrique Sánchez Alonso, Francisco Terríquez y Wenceslao Moreno, autor del Niño perdido. “Ellos nos dan identidad y orgullo regional”, dijo.

El gobernador Rubén Rocha Moya subrayó que la música de banda es alegría, festividad, celebración en grande y canto a la vida. 

“Sus hechos mayores son el amor, el desamor, la tristeza, la pobreza, la valentía y la fatalidad trágica, la música de viento tiene un significado especial porque sacó la música a la calle, a campo abierto y ahora es disfrutada por todas las clases sociales”, aseguró.

Señaló que en Sinaloa la tambora fue la democratización de la alegría, el inicio de la fiesta popular sinaloense, bullicio de carnaval en el sur de Sinaloa.

“Cuando la tambora se escuchó con su embriagadora estridencia había llegado la hora de la venganza frente al sonido lánguido de los conjuntos de cuerdas que animaban las reuniones de las élites del puerto”, dijo al citar los textos del historiador Heberto Sinagawa.

 

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